jueves, 20 de noviembre de 2008

Hace tiempo que dejé de pillar tu sintonía.


Y no lo entiendo. No se puede entender, al igual que esa taquicardia caprichosa que me atacó con nocturnidad y... sólo con nocturnidad. Como ella, me atacas cuando te da la gana, cuando te viene bien, cuando te acuerdas. Sin ton ni son deambulas por la vida de los demás, arrastrando vendavales a tu paso y quizás más de un terremoto. Alguien que conocí decía que yo sacaba punta a las ideas, así que probablemente ahora con las virutas sobrantes esté difuminando mi conciencia en formatos A4, porque me pones a prueba, ¡del lápiz sólo queda la goma del extremo! ya ni siquiera sirve. Y dibujo trazos ciegos con las manos manchadas de mina y asombro, al ritmo de mis latidos (se revuelven en mi garganta).

Hoy he vuelto a casa por el camino que me gusta, las hojas caídas se amontonaban en la alambrada. Pensaba que el mundo es hipócrita. Que no hay ninguna sombra sincera, de los ojos yo me creo la mitad y de la otra siento lástima de lo tristes que se manifiestan. Pretenden imitar algo que consideran ideal u obligatorio mientras lo único que consiguen es ensayar una parodia ante el espejo en el que jamás se verán reflejados. Yo miro la vida como por una pecera, dependiendo hacia dónde se mueva el pez lo veré más grande o más pequeño o puede que ni siquiera lo vea porque se esconda tras las piedras. ¿Y él? ¿cómo me ve a mí? puede que me meta en el saco de los solitarios por elección propia, esos que necesitan siempre un empujoncito para sumergir la cabeza en el agua. Está fría. Es un mundo pararalelo y desconocido, es normal que sienta reparo de vez en cuando porque entre otras cosas, yo también soy un pececito(naranja), pero con complejo de burbuja.

Quiero que me digan que todo esto es una broma de mal gusto, que sólo es una oleada de pesimismo. Regálame unas gafas de sol o una radio, así me camuflaré entre la multitud aunque nunca deje de ser yo misma. Si me vuelvo a despertar con este humor de perros, tráeme una taza de leche con canela y el beso más dulce, a ser posible, empalagoso.