miércoles, 31 de marzo de 2010

Ave fénix

Respirando sal en la última mañana de marzo, respirando libertad y sueños. Respirando, al fin y al cabo, Carolina se destapó el rostro para contemplar el mundo después de tanto tiempo y sus pulmones y su corazón se lo agradecieron porque ya no aguantaban tanta represión.
Hacía tanto que no pisaba la arena, que no metía sus piernas en los charchos que se forman junto a la orilla que poco a poco empezó a sentirse viva de nuevo y mientras Ómicron le ponía al día de su vida su sonrisa se abría paso entre el pasamontañas y su flequillo.
Formaba parte de la playa, del aire, de las nubes y eso ya era mucho para ella, que su desgracia nacía en el desarraigo y sus venas no tenían dónde asentarse. Se dejó secuestrar por las dudas y los reproches y una vez más escapó de ser ella para encerrarse en un submundo al que nadie tuviera acceso, hermético, gélido, a oscuras. Pasó algunas semanas escuchando Don't Cry de Guns and roses y mirando viejas fotos de sus padres cuando aún parecían una familia. Pero pensó que no merecía la pena huir porque aún quedaban por cumplir algunos puntos de la lista de Cosas que hacer antes de que esté muerta. Así que, a ella misma, secuestradora profesional de ilusiones, se pegó una soberana bofetada y tras el impacto cayó al suelo. Cuando se levantó, con cierta dificultad, se desató las manos y entonces fue cuando por fin se descubrió el rostro en mitad de su origen. Estaba en su lugar favorito, su playa, con la cara marcada por sus fuertes impulsos y su pulso fuertemente marcado en su yugular que bailaba acelerada al son de las olas.

sábado, 20 de marzo de 2010

Yo no hablo italiano.

Ahora mismo estás flotando en mitad de una calma infinita enfrentada con las noches de póquer, con risas, con bromas; espero que no mucho más. Todo tú está sumergido en la vorágine que te envuelve de estridencias y emergido del mundo de los sueños al que siempre te he querido trasladar. Hoy no eres nada mío, me he quedado sin conexión. A veces te extraño y otras, pienso, lo mejor es permanecer con el vínculo cerrado por vacaciones. Descansemos de nosotros, que nos hemos herido en estos últimos tiempos; descansemos de vernos, de tocarnos, de besarnos; descansemos de ser nosotros para no perder la ilusión de seguir siendo nosotros.
Italia te arrastra a su orilla mientras yo me dejo llevar por los recuerdos de un cristal que dividía nuestro mundo en dos, porque siempre que me invade la nostalgia es allí a donde acudo. Al punto de encuentro, de unión, al vértice de nuestra pirámide (¿recuerdas cuando yo era Cleopatra?)
Para colmo he perdido la fe en mis palabras, sabes que ya no sé cómo decir las cosas sin que suenen vacías o lánguidas. Tampoco quiero ser previsible porque eso iría en contra de mis principios, por eso doy tantos rodeos para decirte que te echo de menos, que no me olvido ni un instante de que hoy es 20, que te quiero y que si Carolina no se hubiera largado, ella lo habría dicho todo mucho mejor por mí.

martes, 9 de marzo de 2010

¿Dónde están ahora las baldosas amarillas?


Torvellinos de palabras hechas jirones, sucias, enredadas unas con otras. Lenguas desheredadas en una carretera con vistas al mar y entre ceja y ceja, la convicción de seguir dando un paso tras otro, tras otro...hacerte grande y alargado, alguien importante, una figura recortada de una reserva natural y pegada en un despacho con máquina de café. ¿Quién eres? ¿Quiénes somos?




lunes, 1 de marzo de 2010

Dulce.


Febrero se ha largado (por fin) pero lo ha hecho triunfante, dejándome engalanada, radiante. Feliz.

Carolina tampoco soportaba los febreros porque le recordaba al año en que su padre se fue de viaje y no se acordó de felicitarla. Y no es que le otorgara demasiada importancia a eso de las felicitaciones, pero todos habían desconectado de sus vidas para arrancarle las sonrisas de cuajo y él, cuando se dio cuenta de no haber sido partícipe de aquel milagro, se sintió avergonzado.