domingo, 29 de enero de 2012

Carnaval emocional I

Días en los que te levantas nublada y deshalentada, con jaqueca y el aliento de la nostalgia incrustado en los cristales de las gafas es vaho que empaña tu mirada y tus sentidos, que se sienten cada vez más torpes. Las dudas revolotean a tu alrededor, como mariposas perdidas en la nieve y el dedo meñique te duele porque tienes una cicatriz del vaso que se te rompió ayer mientras lo fregabas pensando en que tienes que vestirte con un poco de optimismo.

Camiseta de rayas y música folk, la prisa te sale del esófago, aún caliente del café, y no te deja ver más allá de la cremallera de tu abrigo. Te cuesta levantar la cara del suelo, la zanahoria cada vez más lejos y tú sin expectativas de alcanzarla. "Un globo aerostático" ruegas al vacío; el silencio te devuelve un suspiro entrecortado dentro de tu bufanda y más vaho para tus gafas. Una idea te secuestra en un zulo decorado por ti misma, pero no sabes gritar ni tocar la guitarra ni montar en bici. Podrías escapar trepando por un agujero, pero cuanto más lo piensas más estrecho se vuelve. Dentro hay un charco, lo dejaste allí la última vez que lloraste, donde flota una botella con un mensaje. Crees que si la abres te despertarías, porque estás en un sueño, porque si no ¿cómo habrías llegado hasta tu subconsciente?