miércoles, 15 de octubre de 2008

"El infinito huele a mojado y a hojas verdes"

Dije una vez tapándome los oídos. Ahora veo más colores, todo es increíblemente mortal. Así que apaguemos las luces y en penumbra te darás cuenta de lo que estoy diciendo.Hoy he dejado huellas al venir a casa, por si acaso te apetecía seguirme y jugar un rato, pero estarás más ocupado pintando en acualera el cielo con estrellas de origami.Te noto sediento, quieres...¿cómo dices? sí, claro, ya sé que soy yo la chica del vaso de agua, pero por eso está lleno, tiene agua para ti.Y ahora vendría todo eso de que tengo la mirada perdida, ausente, en mis ensoñaciones todo el día. Pues sí, así voy. No puedo cambiarlo y además soñar es gratis (dicen).Entonces ¿qué, bebes?Pues eso, que hay quien piensa que no tengo los pies sobre la tierra y simplemente es mi cabeza la que viaja de vez en cuando.Medito sobre las consecuencias de un beso, de caricias inesperadas, de guiños...en momentos de falsa soledad; sobre qué será eso tan misterioso que susurra ese chico todas las noches a su almohada; sobre esa chica de la melena castaña que adivina el color de los días sin mirarlos. Ella me daba la razón en eso del infinito; sobre ese otro chico cuyo amor propio debe estar expandiéndose por el universo mientras muda la piel como las serpientes, y me encuentro sus restos de camino a casa (junto a mis huellas).

miércoles, 1 de octubre de 2008

Octubre.


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Para mi asombro el sol es analgésico, de incolora credibilidad, no apto para insensibles, ni para conformistas, ni para egocéntricos.Este es el mes de los árboles dorados, de las faringitis y también es típico verse involucrado en los caprichos de las nubes.Ahora mismo estoy en un punto intermedio, un banco en mitad de una ciudad, en mitad de un universo que a veces dudo si es el mío. Siento la vida a mi alrededor, no paran da pasar niños y más niños y ancianos y madres paseando bebés en los cochecitos.Suelo. Hojas. Sombras. Ruido.Y gente sin rostro pasa de nuevo por mi lado.Hoy me han dedicado más sonrisas de las que esperaba, pero de bocas nuevas, algunos tienen terciopelo en la lengua y sus palabras son más caricias que sonidos. Y aunque yo sea una incógnita me abrazan, hacen que me sienta bien.

Y a ti, sencillamente te digo, que te amo.