miércoles, 18 de febrero de 2009

Me duele la cabeza.


Pero no, no quiero volverme una de esas personas sometidas al fracaso, arraigadas a la desesperanzas, desarraigadas a todo lo que no es eterno, y asociadas al club de Los Efímeros Victoriosos. Antes prefiero romper la cadena que ata el reloj a las horas y vivir a destiempo mientas ignoro la realidad y me sumerjo en la avenida de los frenéticos coches de vapor de agua. Es entonces cuando me doy cuenta de que debo priorizar, sobrevivir antes que volar, porque ya no aguanto más este dolor de cabeza y me está apeteciendo romper este silencio.
Mi globo aerostático se desinfla y empiezo a caer en picado hacia el abismo que se expande entre las murallas de mi imaginación surrealista y la lógica de los libros de matemáticas.
Tú temías caer. Yo temía que cayeras. Nosotras temíamos que acabaras tirándome. Ahora te he cogido la vez, estamos en la misma altura o mejor dicho, en el mismo hoyo pero sabemos que saldremos de él porque, al fin y al cabo, estamos hechas de la misma asquerosa materia.

4 comentarios:

Noviembre. dijo...

oh.
es que por un momento he pensado que me estabas hablando a mí, en serio.
me ha parecido demasiado cercano.

Noviembre. dijo...

que me encanta, vaya xD

Teru dijo...

A veces es tan bonito volar y volar...

...y tan horroroso descender y descender hasta volver a tocar el suelo, primero con la punta de los pies, luego con la planta entera...


Un besillo! =)

Yuki Ashura dijo...

Y otras veces hay que estamparse y tocar fondo para encontrar las fuerzas necesarias para remontar.

Total, del suelo no vas a pasar.

;)

(La vida hay que tomársela con alegría, coño...)