lunes, 14 de septiembre de 2009

Con "c" de caos II

Para ahogar las penas (para ahogarse) Carolina se dirigió al mueble bar del salón que, como bien había intuído, estaba provisto de los manjares destilados más selectos. Hacía tiempo que no bebía acompañada y mucho más que no lo hacía sola, pero sentía que quizás fuera la única manera de disipar aquella angustia que le comenzó a atormentar al entrar en el apartamento. Incluso llegó a pensar que si se pillaba una buena cogorza, al mirarse en el espejo, creería que se trataba de otra persona y dejaría de verse sola. Pero no, era demasiado ridículo para ella y no le apetecía que su vecino, por casualidades de la vida, se asomara a la terraza y la viera en una situación tan embarazosa. Por eso optó por un placebo: metió en un vaso ancho todos los cubitos de hielo que pudo y luego virtió té frío de melocotón. Parecía wisky. Carolina quería creer que era wisky. Entonces se encendió un cigarrillo y pensó que desinhibirse era un vicio caro para el bolsillo y la dignidad.

9 comentarios:

Manuel Anarte dijo...

no se lo que te refieres al final

Te quiero(L)

Desde huelva

La ladrona de besos dijo...

Busca en la etiqueta La sonrisa de la niña Anelise :)

Anónimo dijo...

Estoy empezando a mostrar más que interés hacía esta especie de "novela a largos plazos"

Y ¿sabes?
Me encanta.

Anónimo dijo...

Me gusta mucho :)
Yo también quiero ir al mueble-bar!

I. Strada dijo...

Una persona solitaria... :)

Dara dijo...

Sobre todo para la dignidad. Me recuerda a mi Amanda.


miau
dormidito

Ángel dijo...

Pues te buscaré por aquí para saber de ti, aunque paso poco últimamente, confieso. En flickr mejor


Besos!

(Y penita por tu abandono, espero que temporal)

leoriginaldisaster dijo...

muy bonito y original relato:)
un besote!

Noviembre. dijo...

Entonces se encendió un cigarrillo y pensó que desinhibirse era un vicio caro para el bolsillo y la dignidad.

me encanta *___________________*