sábado, 19 de junio de 2010

Tremendamente; humanamente.

Me di cuenta el día que dejé de disfrutar con la mantequilla fundida en las tostadas. Fue en ese momento cuando pensé que tenía que replantearme por qué llevaba dos meses sintiéndome más muerta que viva, que estaba reduciendo mi vida a una conducta autómata, rutinaria y excesivamente física. Tener que hacer las cosas en vez de simplemente hacerlas, eso, hace mucho daño, y no fui consciente hasta que todos los pequeños detalles se estrellaron contra mi servilleta de papel, arrugada y manchada de mermelada de fresa. Mi estómago se había vuelto más impertinente que de costumbre y cada gota de leche que tragaba pesaba una eternidad, casi como los segundos que sobrevolaban mi espalda y yo, sin darme cuenta, desayunando porque hay que desayunar. Y era paradójico pensar que justo en el momento en el que más sabia era, con el cerebro a punto, (a punto de estallar) rebosando de conocimiento, me resultara más difícil conocerme a mí misma y escucharme y sentirme. En los libros de texto no explican cómo des-obnubilar las mentes ni levantar nuestros párpados internos ni recuperar nuestra magia autóctona y personal. Más bien explican cómo nacen y mueren las ideas, pero no cómo resucitar.
Me avergoncé de mí misma, me quedé quieta y luego me prometí que no me abandonaría nunca más.

7 comentarios:

Laura M. dijo...

Pasé por lo mismo hace poco. Y lo peor de todo es que me abandoné durante más tiempo del que mi corazón podía soportar. Me alegro de que tú al menos te dieras cuenta e intentaras encontrarte a ti misma de nuevo, te hace fuerte.
Un beso :)

Esme dijo...

Que bien que tu misma tuviste el valor de regresar.

La Caperucita que se enamoró del lobo. dijo...

Ya lo dijo Fitipaldis: ".si es por esos libros nunca aprendo a:
Coger el cielo con las manos
a Reír y a llorar lo que te canto
a Coser mi alma rota
a Perder el miedo a quedar como un idiota
y a empezar la casa por el tejado
a poder dormir cuando tú no estás a mi lado "

Laura M. dijo...

No me parece mala idea, nunca está de más tener buenas conversaciones con buena gente, agrégame sin miedo. Mi dirección de correo está en mi perfil.
Un beso.

Anónimo dijo...

Supongo que este comentario ya sonará algo común, pero yo me he comportado justo así. Me volví una completa autómata, lo hacía todo por inercia y ni siquiera me daba cuenta. Cuando me di cuenta de lo destrozada que estaba, ya era un poco tarde para sólo reparar las heridas, y cada vez que pienso en cómo me comporté me doy asco. Pero no pude evitarlo. Fue una etapa muy oscura. Era como estar metida en un bote con los critales tintados. Era consciente de todo a mi alredor, pero no hacía nada ni influía en nada. Tuvieron que sacarme a tirones del agujero en el que me había metido yo solita. Y doy gracias por ello cada día.

¡Un saludo!

Bika Thraumer dijo...

Precioso texto ah? me fascina el BLOG NENA, te sigo porque te sigo. Te espero x mis BLOGS, BESASO! Somos humanos, esta en ello.

http://noestoyniparatiniparanadie.blogspot.com/
http://sonrisasilimitadas.blogspot.com/

Rochies dijo...

Hay transitos casi inevitables en la vida donde la pregunta existencial y los por que arremeten sin pausa en el laberinto mental, las velocidades cambian, una hora puede ser eterna, y una vida entera carecer de sentido. por suerte la vocecita interior nos salva y aprendemos a estar mejor acompañados que jamás antes, por nosotros mismos.
Hermoso como lo supo expresar.